Uno de mis aprendizajes de los últimos años ha sido reconocer que en toda situación puede haber algo que se nos escapa, algo que no vemos y que puede ser determinante a la hora de tomar una decisión. Por eso es bueno dejar espacio a lo imprevisto, a esa voz que nos advierte, tal vez confusamente, de que estamos ignorando un aspecto crucial. Para mi es ahora una actitud asentada, procurando estar receptivo a quien me alerta de algo que no había tenido en cuenta. Como lo es también confiar en que lo que yo no soy capaz de ver, otras personas pueden aportarlo. Esto supone, por supuesto, abandonar ideas fijas de cómo deben hacerse las cosas, asumir la incertidumbre como manera de estar en el mundo (y aceptar las críticas que dicha posición conlleva), y desde ahí acoger cualquier aportación que puedan hacer otras personas y que pueda traer un poco de luz al momento que estamos viviendo.
Dicho esto, ¿qué se nos escapa en una situación como la actual, en la que hay tanta gente frustrada, indignada, con las prácticas de gobernantes, políticos y especuladores financieros? Es fácil protestar y pedir responsabilidades a otros, pero ¿no tendremos también nosotr@s alguna responsabilidad en lo que acontece en el mundo? ¿no se nos escapa algo?