Tú, sí, tú que estás ahí al otro lado de estas líneas. Tengo que confesarte un secreto. Es posible que en estos últimos años te hayan dicho una y otra vez que eres único, que eres única, que tienes algo único y maravilloso que aportar a este mundo, que puedes encontrar lo singular que te caracteriza en tu ser íntimo, y que para que tal singularidad se revele y todo el mundo pueda apreciarla basta con aprender a mirar dentro de ti, desprenderte de todo lo accesorio que te rodea y ser capaz de conectar con la esencia última de tu ser. Déjame que te diga que eso tiene trampa, una estrategia más para nutrir tu individualismo, para consolar tu ego, seguramente falto de estima, confuso y triste por la ausencia de un poder que se aleja y que te hace cada más dependiente. No tienes trabajo, no tienes para pagar tus deudas, no tienes de qué comer, no tienes quien cuide de tu hijo cuando lo necesitas, pero no te preocupes, eres un ser único. Ja! Piensa bien, claro que tienes algo único, tu familia es única, tus amigos son únicos, tus correrías de niño o niña en tu barrio fueron únicas, todas tus vivencias son únicas, todo lo que conoces a través de ellas es único, todas tus relaciones son únicas. Lo que te hace único, lo que te hace única, es precisamente ese tejido de relaciones que creas en tu vida, esa red expresiva por la que circulan afectos, recursos y conocimiento. Es ahí donde se halla la fuente de tu poder, y para encontrarla además de mirar dentro ti —y desprenderte de aquello que te impide verla—, es necesario aprender a mirar hacia afuera. Cuando lo consigas verás gente igualita a ti, con tus mismos problemas y dificultades, con tus mismas ilusiones y ganas de construir un mundo mejor, y a la vez tan diferente de ti, con sus propias ideas y opiniones, con su forma de ver y estar en el mundo, con su propia experiencia vital. Es en tu relación con ellos que aprenderás a conocerte, es en cada nueva vivencia con ellos que se mostrará y expandirá tu ser. Ya termino. Sólo me queda decirte que te necesito, nos necesitamos. Necesitamos redes sólidas que vehículen apoyo mutuo, cuidado y afectos, alimentos y recursos para la vida, ideas y proyectos para la construcción de otro mundo en el que cada ser sea apreciado como un ser único, pues única es su participación en la danza de la vida. Gracias por estar ahí y no mirar sólo hacia dentro.
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